Por Sebastián Siseles, Director Regional para América Latina de Freelancer.com
Hoy, a través de la web, tenemos un abanico enorme de posibilidades para “armar” nuestra imagen de la manera que mas nos guste. Sin embargo, si no sabemos usarlas podemos destruir nuestra imagen o nos exponemos a que otra persona lo haga. ¿Qué tipo de información debemos dar? ¿Cómo protegernos? ¿Cómo se construye una buena imagen?
Las redes sociales on line ingresaron en la vida de las personas demasiado rápido y han modificado sus costumbres diarias, su forma de relacionarse con los demás, de conocer personas e informaciones, de divertirse, de investigar y hasta de trabajar. Es decir, las redes sociales son parte de la vida de las personas y han llegado para quedarse.
La gente está en pleno contacto con otras personas a través de las redes sociales, prácticamente las 24hs., y buscan conocerse, relacionarse y hasta hacer negocios con los demás por este medio. Con la llegada del smartphone, se extendió el tiempo en que una persona pasa en línea, y por esto, las redes sociales se incorporaron al día a día de las personas.
Sabemos que los beneficios del uso de redes sociales son muchos. A través de ellas, muchas empresas han crecido, y usuarios individuales han iniciado grandes amistades o encontrado apoyo cuando fuera necesario. Estas herramientas pueden ser una gran bendición o, mal utilizadas, convertirse en una gran maldición. Al darle un uso tan cotidiano, uno se olvida de los peligros que conlleva publicar información de uno mismo.
Como todo en la vida, hay beneficios y riesgos al utilizar medios de comunicación social. Y, cuando se trata de medios de comunicación social, el reconocimientos de los riesgos es el primer paso para aprender a manejarlos. La información personal que se comparte puede ser utilizada para posibles ataques. Predadores, hackers, competidores laborales, y actores estatales extranjeros, merodean las redes sociales en busca de información o de personas a quienes puedan explotar. Ya no existe la privacidad, la vida que se lleva offline, afecta la online y viceversa. Hay muchísimos ejemplos en dónde una mala utilización derivó en pérdidas de empleos, desprestigio social y hasta exclusión de grupos de pertenencia (ya no solo online, sino en el “mundo offline”).
Una importante contra a la hora de crear nuestra imagen en la web es no saber cuando dejar de promoverse. Para desarrollar un negocio exitoso, es recomendable primero enfocarse en construir una buena presencia online, buenas relaciones y generar confianza. Una vez conseguido eso, se puede lanzar el negocio.
Para lograr construir una buena presencia online, en sitios o redes sociales orientados a negocios y contratación, es necesario tener en cuenta los siguientes datos:
• En profesiones o puestos relacionados con tecnologías, diseño, y marketing, es recomendable incluirle algún link al porfolio y un video de la persona. Esto va a servir para evaluar trabajos pasados y verificar el desempeño del candidato.
• No explayarse demasiado. Usar como referencia la longitud de un CV (una página). Los encargados de evaluar las aplicaciones leen demasiadas por día como para querer perder tiempo con perfiles muy extensos.
• Dependiendo de la profesión, omitir información que se da por hecho que el aplicante debe conocer (word, Excel, etc.)
• La foto que se añada no debe ser una foto vocacional, pero si una foto seria, por lo tanto evitar incluir fotos tomando cerveza, fumando, tirados en la playa tomando sol, etc.
• Es de mucha ayuda incluir links a redes profesionales tales como LinkedIn de la personal y, de ser aplicable, al perfil de la persona en Freelancer.com.
• Colores. Una obligación en temas de trabajos creativos, no en aplicaciones a trabajos más tradicionales.
En definitiva, reconociendo que una vez que la información es subida a una red social deja de ser privada y que cuanta más información se publique, más vulnerable uno se vuelve, aun cuando se utilizan sistemas de máxima seguridad, podremos hacer un uso eficiente y ventajoso de estas herramientas, ya no solo para nuestras relaciones personales sino también para aprovechar al máximo su potencial en nuestra vida profesional. La idea es poner a la tecnología a jugar a nuestro favor y aprovecharnos de ella, en vez de que la tecnología se aproveche de nosotros.