La fabricante de bebidas Manaos, propiedad del empresario Orlando Canido, acaba de cerrar una operación que sacude el mercado argentino: la adquisición de Prodea, compañía detrás de marcas emblemáticas como Cunnington y Neuss, por u$s 74 millones. El movimiento marca la primera
compra relevante en los 20 años de historia de la firma y la consolida como uno de los jugadores más ambiciosos del sector.
La estrategia es clara. Según confirmaron desde el entorno de la operación, Manaos y Prodea mantendrán estructuras independientes, sin recortes de personal, pero con objetivos diferenciados: Cunnington se posicionará como competidor directo de las gaseosas premium de Coca-Cola y Pepsi, mientras que Manaos seguirá concentrada en el segmento masivo de menor precio, donde se ha convertido en líder indiscutida. La negociación, inusual para el sector, se concretó de manera directa entre el dueño de Manaos, Orlando Canido y los propietarios de Prodea, sin intervención de bancos de inversión. Para el mercado local, el paso no es menor. La presencia combinada de ambas empresas les da a Canido y su equipo un abanico de marcas capaz de disputar desde las góndolas de barrio hasta las grandes cadenas, algo que pocos actores nacionales han logrado. Con esta jugada, Manaos deja de ser vista únicamente como “la gaseosa económica” y se proyecta como un grupo con portafolio diversificado y vocación exportadora.


DE DISTRIBUIDOR A FABRICANTE
Con más de medio siglo en el rubro, Orlando Canido forjó su carrera como distribuidor de bebidas, trabajando con marcas como Bieckert, Crespi, e incluso con Coca-Cola y Pepsi. Durante una década fue representante de la línea económica Sao, hasta que un accidente en 2003 lo alejó de la actividad, estando meses internado. Mientras se recuperaba, Sao decidió prescindir de sus servicios y manejar la distribución por su cuenta.
Lejos de retirarse, Canido vendió 1.500 cabezas de ganado de su hacienda y reunió US$ 200.000 junto a su familia para comprar un predio abandonado en Virrey del Pino, La Matanza. Así nació Refres Now en 2004.
El nombre “Manaos” lo encontró libre en un remate y le atrajo por su aire brasileño, evocando la estética de Sao. Con el tiempo, replicó esa lógica con “La Bichy”, inspirada en la Beach que él mismo había distribuido y que los clientes pedían así en los comercios.
EL PODER DE UNA FRASE
La estrategia de Manaos se apalancó en precios competitivos y campañas publicitarias memorables. En 2014, un spot con Rodolfo Ranni, Martín Palermo, Adolfo Cambiaso, Rubén Rada y Juan María Traverso popularizó el grito “¡Vamos Manaos!”, creación de Canido, que se convirtió en un latiguillo nacional. Más tarde se sumaron Enzo Francescoli, el Chaqueño Palavecino y Sol Pérez, mientras la marca explotaba las redes sociales y el humor popular para ganar mercado.
En paralelo, la compañía amplió su capacidad productiva: la planta de Virrey del Pino ocupa 140.000 m², emplea a más de 500 personas y cuenta con 15 líneas que producen unas 40.000 botellas por hora. En 2016, una inversión de u$s 12 millones aumentó su capacidad un 40%. Además de Manaos y La Bichy, comercializa aguas (Placer, Villamanaos), jugos (Pindapoy) y el mix F-Nandito VII.
MANAOS EN CIFRAS
2004 -> Año de fundación de la compañía Refres Now, productora de Manaos.
+500 -> son los empleados directos en su planta.
140.000 m² -> Superficie total de la planta principal.
15 -> líneas de producción operativas.
40.000 -> botellas por hora produce cada línea.
USD 74 millones -> es el monto pagado para adquirir Prodea (Cunnington y
Neuss).
+20% -> es la participación en el mercado de colas en sus mejores períodos.
5º -> Posición en el ranking nacional de bebidas más elegidas según Kantar.
3 -> mercados externos donde ya exporta (Uruguay, Puerto Rico y Panamá).
COMPETIDOR INCÓMODO
Según el estudio Brand Footprint de Kantar, Manaos se ubicó en el top 5 de las marcas de bebidas más elegidas del país, llegando a superar el 20% del mercado de colas en ciertos períodos. Sus exportaciones alcanzan Uruguay, Puerto Rico y Panamá, con planes de instalar una fábrica más cerca de Brasil, un mercado que consideran clave.
El camino no estuvo exento de turbulencias: allanamientos de la AFIP, retiros de lotes por orden de la ANMAT, e incluso problemas de salud de Canido, a quien llegaron a diagnosticarle ocho tumores simultáneos, inclusive en el corazón. Contra todo pronóstico, Canido volvió a la actividad y hoy se
muestra desafiante: “No voy a vender la compañía. Vamos a seguir jugando y vamos a seguir ganando”.
Esa determinación es parte del ADN de Manaos. Canido asegura que, a diferencia de sus competidores “contadores”, él se formó en la calle, en el contacto diario con el comercio, y que su fortaleza radica en conocer el pulso real del mercado. Esa filosofía lo llevó a enfrentarse a prejuicios: “Algunos piensan que si es argentina y económica, es berreta. Si conocieran la planta,
pedirían disculpas”.
LA COMPRA DE PRODEA
La adquisición de Cunnington y Neuss no solo amplía el portafolio de Manaos, sino que le permite incursionar en un segmento más alto del mercado, con una marca con más de un siglo de historia. De esta manera, Canido busca competir en todos los frentes: desde la gaseosa económica que
conquistó el Conurbano hasta la premium que pretende disputar las góndolas a las multinacionales.
En un sector históricamente dominado por jugadores globales, Manaos se consolida como el outsider que no solo resistió, sino que ahora crece por compra, con la ambición intacta de su fundador. La jugada deja un mensaje claro: en la industria de bebidas argentina, la pelea no es solo por precio, sino por presencia, por innovación y por creatividad.