Por Marta Cruz, de NXTP Labs. El 28 de abril participé de una charla en la Universidad de Palermo titulada “Mujeres en acción”. El objetivo del encuentro que reunió a unas 40 emprendedoras y wannabes de distintas áreas sobre todo diseño y servicios, era dar a conocer casos de empresas fundadas por mujeres. Dentro de los temas que tocamos las oradoras, uno sobre el que volvimos una y otra vez fue el fracaso.
Los emprendedores tenemos una visión distinta de lo que es un fracaso. Thomas Edison, un inventor serial decía “No fracasé, he descubierto 999 formas de cómo no hacer una bombilla”. Y esa es un poco la visión de la resiliencia que tenemos que tener las emprendedoras para avanzar.
Mi primer emprendimiento que tenía que ver con la tecnología fue un gran desacierto. Quería hacer un proyecto de “historias clínicas universales” su nombre era Doctors&Files, algo de avanzada para 1994. Yo quería que la información acerca de la salud de cada persona, sea propiedad de la persona, no de las instituciones. Que cada médico, cada laboratorio, cada profesional de la salud, reportara en esa historia clínica, la información de la persona asistida. Hasta el día de hoy esto, no es así y la historia clínica la tiene cada organización y no es compartida, ni es de nuestra propiedad. En aquel momento necesitaba conseguir 3 millones de dólares para empezar, sólo para cubrir el costo del hardware. El dinero nunca llegó. ¿Por qué? Era muy temprano para el mercado: ni siquiera había computadoras en los hospitales, para las obras sociales y la industria de la asistencia médica, no era core de su negocio. Contar con las historias clínicas digitalizadas, desprotegía a los médicos frente a las situaciones de mala praxis, y por supuesto hasta ese momento solo los pacientes y la salud publica podían ganar con este proyecto. Mi hija médica, especialista en salud pública me dice que de haberse desarrollado ese proyecto oportunamente, hoy se podría tener información mucho más útil que la que generan las muestras que muchas veces se alejan de la realidad.
De este proyecto aprendí a que pensar en grande es bueno, pero que hay que empezar en chico; identificar que en con un proyecto tengo que considerar a todos los públicos involucrados; a poner sobre la mesa, aquello que si “no pasa”, no es viable el proyecto (leyes que lo impidan por ejemplo) y tuve la oportunidad de tener mi primera experiencia de fundraising. Y finalmente pero no menos importante, a no desarrollar un proyecto como side-project, y poner todo el foco en hacer realidad el sueño. Es por eso que mis siguientes emprendimientos tuvieron full commitment desde el momento 0.
Entonces, lo cierto es que de no haber “fracasado”, no habría aprendido estas habilidades que hoy son fundamentales para el éxito de mis empresas. De no haber sabido lo difícil y time demanding, que es levantar capital, me hubiese costado mucho más entender a los emprendedores en los que invertimos, y también buscar inversores para el fondo que manejamos en NXTP Labs.
Por lo tanto, la lección más importante que debemos aprender es que la definición de fracaso es personal. Y que no existen los fracasos como tales, si al final aprendimos algo que nos sirva para la próxima etapa.