Cinco años después, los servicios secretos dieron con su paradero en Londres. Tenía registrada su empresa de Bolsa en la casa de sus padres, que fue allanada por la policía. Fue arrestado y enfrenta graves cargos en Estados Unidos.
Navinder Singh Sarao tenía 32 años el 6 de mayo de 2010, cuando en sólo cinco minutos produjo supuestamente él sólo, un descalabro de medio billón de dólares en Wall Street manipulando a gran escala los mercados financieros.
Difícil creer que esta persona sencilla, de 37 años y de tradicional familia hindú, que vive en un suburbio londinense y conduce un coche verde destartalado propiedad de sus padres, haya sido el causante de la más estrepitosa caída en la historia de Wall Street.
Sin embargo, la policía irrumpió este martes 21 a las 12.45 en el domicilio de sus padres, donde estaba domiciliada la empresa unipersonal desde la que se realizó el asalto a la bolsa, y arrestó a Navinder Singh Sarao, a petición de la fiscalía estadounidense.
Sarao se enfrenta a la extradición a Estados Unidos, sobre la que está previsto que se celebre una audiencia hoy en un tribunal londinense, para ser juzgado por fraude y diversos cargos relacionados con la manipulación de mercados.
Sarao, según el diario británico Daily Telegraph, está casado y tiene dos hijas. Llevaba una vida discreta en una casa frente a la que ocupaban sus padres desde que la compraron en 1982. La madre trabaja a tiempo parcial en una farmacia y el padre está jubilado. Diferentes testimonios de los vecinos, recogidos en la prensa, los describen como una pareja humilde que acudía cada domingo al templo Sikh de este barrio del oeste de Londres, a 27 kilómetros de la City, habitado por familias humildes de origen indio y bangladesí.
Nada parecía hacer sospechar a los vecinos que el joven Sarao había amasado, en cinco años de especulación bursátil, una fortuna de hasta 40 millones de dólares, según la Justicia estadounidense, repartida entre sociedades constituidas en diversos paraísos fiscales antillanos, como parte de una estrategia masiva de evasión fiscal.
Sarao, según las autoridades norteamericanas, trató de manipular el mercado a través de “tácticas de burla excepcionalmente grandes, agresivas y persistentes” que llevó a cabo hasta el pasado 6 de abril. Se trataba, explican, de engañar al mercado colocando órdenes falsas.
Un programa para falsear compras
El acusado, que supuestamente trabajaba en solitario, utilizaba un algoritmo informático automático para fingir que creaba órdenes de venta, simulando que había múltiples agentes lanzando órdenes simultáneamente en la misma dirección. Sarao demuestra cómo el sofisticado entramado global financiero sigue siendo vulnerable a las amenazas de agentes individuales.
“Solo soy un comerciante de la vieja escuela”, explicó a las autoridades británicas, “siempre he tenido buenos reflejos y hago las cosas rápido”.
Al margen de su destreza manual, la investigación desveló que nueve meses antes de aquel episodio, que hizo temblar la bolas y se bautizó comoflash crash, había solicitado la asistencia de una compañía de software para adaptar su programa informático de actuación en bolsa.
Sarao admite que realizó un enorme volumen de compras y ventas, aunque defiende que eran genuinas. Pero su actividad hizo saltar las alarmas del Mercantil de Chicago (CME), que fiscaliza las credenciales de los agentes que, como Sarao, compran y venden en el mercado. Cuando este organismo le interrogó sobre su actividad, Sarao escribió a su broker un correo electrónico: “Acabo de llamar al CME”, le aseguró, “y les he dicho que me besen el c…”.
FUENTES: Agencias, EL PAÍS (España).