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El millonario Zar uruguayo y el default de Bioceres

Empresario cosmopolita, político uruguayo disruptivo y yerno de uno de los hombres más ricos de Rusia, Juan Sartori cobró relevancia local por sus relación con Bioceres y el default millonario que sacudió al agro argentino.

Sartori nació en Montevideo en 1981, en una familia de clase media ligada al sector agropecuario. Su padre –italiano- trabajaba en actividades rurales en Uruguay, mientras que su madre –española-, Rosina Piñeyro, obtuvo un puesto en la ONU, lo que motivó el traslado familiar a Europa cuando Juan tenía solo 12 años. Vivió en Francia y Suiza, donde cursó la secundaria y se
graduó en Economía y Negocios en la Universidad de Lausana. También realizó un programa de intercambio en Harvard.
El regreso a América del Sur marcó el comienzo de su carrera empresarial. A los 22 años fundó Union Agricultural Group (UAG), una empresa que se expandió rápidamente en el negocio agropecuario. Luego creó Union Group, holding con inversiones en bienes raíces, energía y petróleo, que llegó a cotizar en la Bolsa de Montevideo y se convirtió en una de las compañías más
capitalizadas de la plaza. Uno de los hitos de esa etapa fue la compra del establecimiento agroindustrial El Tejar, en Uruguay, por un monto cercano a los 200 millones de dólares. También desembarcó en el Reino Unido como accionista principal del club de fútbol Sunderland, de la Premier League. Su perfil inversor se consolidó con la creación de vehículos financieros como Union Acquisition Corp (UAC), un “SPAC” que utilizaría más adelante para fusionarse con empresas tecnológicas.

CASAMIENTO MILLONARIO

En 2015, su vida dio un giro tan social como estratégico: se casó con Ekaterina Rybolovleva, hija del multimillonario ruso Dmitry Rybolovlev, propietario del club de fútbol francés Mónaco y poseedor de una fortuna estimada en más de 8.000 millones de dólares.

La boda, celebrada en la isla griega Skorpios —comprada por la familia Rybolovlev y antigua propiedad de los Onassis—, atrajo la atención de la prensa europea. Sartori se convirtió años después en vicepresidente del club Mónaco, designado por su suegro. También es accionista del club italiano Juventus. Aunque Sartori asegura que mantiene separación de bienes con su esposa y que sus negocios no dependen del capital familiar de los Rybolovlev, la sombra del poder ruso siempre lo acompaña. En Uruguay, fue multado por la Jutep (Junta de Transparencia) por negarse a declarar el patrimonio de su cónyuge, incumpliendo así las normas sobre transparencia pública.
En el plano político, su irrupción también fue disruptiva. En 2018 se presentó como precandidato presidencial por el Partido Nacional, siendo un completo desconocido en su país. Aunque perdió la interna con Lacalle Pou, obtuvo una importante votación que le permitió acceder al Senado, donde ejerció entre 2020 y 2025. Desde allí impulsó una agenda proempresa, con énfasis en innovación tecnológica, emprendimientos juveniles y modernización del Estado.
Pero el capítulo más reciente —y quizás más delicado— de su carrera está ligado al mundo biotecnológico y su relación con Bioceres, la empresa argentina de agrotecnología desarrolladora del trigo transgénico HB4.

DESEMBARCO EN BIOCERES
Todo comenzó en 2018, cuando Union Acquisition Corp, el vehículo financiero creado por Sartori, se fusionó con Bioceres SA. La operación permitió que Bioceres cotizara en Nasdaq como Bioceres Crop Solutions (BIOX), consolidando su presencia internacional. Años después, se reorganizó el paquete accionario y la nueva controlante pasó a ser Moolec Science SA, una firma de biotecnología vegetal con sede en Luxemburgo. Sartori, a través de Union Group, mantiene cerca del 40% de participación en Moolec, consolidando así su influencia sobre la nueva estructura.
El problema surgió en 2025, cuando Bioceres SA —la parte argentina del holding— cayó en default por más de 7 millones de dólares. No pagó sus obligaciones en tiempo y forma, afectando también a otras firmas del grupo como Rizobacter.

Los acreedores apuntaron a la falta de respuestas por parte de la dirección de Moolec, encabezada por el propio Sartori, quien no asistió a reuniones clave y fue señalado como responsable de no ofrecer soluciones ni garantías de pago.

La situación se agrava por el contexto: los ingresos de Bioceres se desplomaron un 24% en el segundo trimestre del año fiscal 2025, en gran parte por la crisis agropecuaria argentina y la acumulación de inventarios. Como consecuencia, la empresa decidió abandonar la venta directa de
semillas y centrarse en el licenciamiento de tecnologías como el trigo HB4, buscando asociarse con firmas más consolidadas. Su deuda asciende a U$S 30 millones.

PRESIDENTE EN ADECOAGRO
Mientras tanto, Sartori sigue ampliando su influencia. Fue designado presidente ejecutivo del directorio de Adecoagro, uno de los grupos agroindustriales más importantes de América Latina, luego de que la criptoempresa Tether —con la que Sartori colabora— adquiriera el 70% del capital por más de 600 millones de dólares. También se le atribuye interés en adquirir parte de Profertil, la mayor fábrica de fertilizantes de Argentina.
Con apenas 44 años, Juan Sartori representa una figura ambigua y fascinante: empresario audaz, político polémico y millonario sofisticado, se mueve con soltura entre los salones de Ginebra, las asambleas legislativas de Montevideo y los campos de soja de Santa Fe. Su historia, como su fortuna, parece aún estar en plena siembra.

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Written by Redacción

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