Las tendencias de mediano y largo plazo en el mundo son muy favorables para Argentina. Para aprovecharlas habrá que consolidar una macro ordenada, que podría incluir un régimen bimonetario. Además de las reformas estructurales, habrá que remover impuestos distorsivos, con especial responsabilidad de las provincias.
- Habría un salto de calidad para el horizonte de la macro si se avanzara en forma decidida hacia un régimen bimonetario análogo al de Perú.
- Después de las elecciones será clave lograr un equilibrio dólar/tasas por el que la tasa real de interés pase a un nivel de un dígito anual.
- Favorece al país la transición energética, potenciada por la irrupción de la inteligencia artificial, sumamente intensiva en consumos energéticos.
- Las exportaciones mineras, de hidrocarburos, junto con el agro, podrían aportar un crecimiento de las ventas externas por US$ 7.000 millones, ya en 2026.
Un gran desafío pendiente es empalmar la estabilización con el crecimiento, siendo que este último no tiene que ver sólo con la implementación de reformas estructurales, sino también con un esquema macro con rasgos más permanentes, sobre todo en el régimen monetario-cambiario.
Habría un salto de calidad para el horizonte de la macro si, en lugar del slogan de la “dolarización endógena”, se avanzara en forma decidida hacia un régimen bimonetario análogo al de Perú, en línea con lo propuesto por el ex ministro Domingo Cavallo. El tema está en que, para ir en esa dirección, la Argentina necesita acrecentar reservas en el Banco Central en forma significativa (uno de los factores que permitirá reducir el riesgo país).
Después de las elecciones será clave lograr un equilibrio dólar/tasas por el que la tasa real de interés pase a un nivel de un dígito anual, para lo que se requiere haber minimizado las expectativas de devaluación y reducido la prima de riesgo país. Pero ese objetivo debe lidiar, además,con las sobretasas que imponen los impuestos distorsivos, especialmente los de origen provincial (ingresos brutos) y municipal, que son un tremendo obstáculo a la expansión de los préstamos. Las provincias deberán hacerse cargo de esta agenda, si es que en verdad apuestan a la recuperación de la inversión y el empleo privados.
Ese federalismo pro-crecimiento es esencial para remover el “techo de cristal” que aparece cada vez que la economía inicia un proceso de recuperación, tras cada una de las crisis recurrentes.
Es insoslayable la importancia de robustecer la credibilidad del esquema de bandas cambiarias, para lo cual la determinación del propio gobierno en respetar las reglas de juego de este sistema es un dato fundamental.

ENCAUZAR LAS TASAS DE INTERÉS
Para la consistencia del esquema de bandas, es crítico que las tasas de interés puedan ser reencauzadas desde el nivel actual, que duplica la tasa de inflación. No sólo por su efecto sobre el nivel de actividad, sino también por su impacto en la trayectoria de la deuda doméstica. Afortunadamente, hay un segmento productivo que, en el sector privado, está logrando mantener el costo financiero de su nuevo endeudamiento en tasas de un dígito. Son empresas, en general, con sesgo exportador, siendo que más de la mitad de esas emisiones correspondieron a firmas vinculadas al cluster Vaca Muerta.
¿Cómo llevar el “resto” de la economía a condiciones financieras semejantes? El camino es seguir recuperando reservas del Banco Central, despejar el horizonte en el plano fiscal y el marco bajo el cual se realicen las inversiones privadas, para lo cual se requiere un ambiente político apropiado para “reformas estructurales”. Pero también, salir de la encerrona actual, concentrada en la pulseada dólar/tasas. Para este último propósito es que se requiere completar el levantamiento del cepo para personas jurídicas y lograr el empalme del esquema de bandas a un régimen de carácter permanente (¿bimonetarismo a la peruana?).
PERSPECTIVAS DEL AGRO
Es interesante advertir que la política arancelaria de Trump no parece estar afectando en forma significativa la evolución del mercado global agroindustrial, con precios internacionales relativamente estables en 2025 respecto a los registrados en 2024.
De cara a 2026, con la reciente baja de retenciones la rentabilidad esperada se ha corregido al alza, y si el clima acompaña, el valor de la cosecha y las cifras de exportaciones podrían mejorar en torno a los 3,0 mil millones de dólares.
Considerando que la trayectoria ascendente de exportaciones de minería e hidrocarburos habrá de avanzar un escalón adicional en 2026, se tiene que estos dos sectores junto con el agro podrían aportar un incremento de ventas al exterior del orden de los 7,0 mil millones de dólares respecto de las cifras de 2025. Teniendo en cuenta el amesetamiento de las importaciones, ése podría ser un guarismo suficiente como para estabilizar el superávit comercial en un nivel semejante al de 2025, en torno a los 8,0 mil millones.
EL CUADRO INTERNACIONAL
El cuadro internacional es desafiante, y en lo financiero nubla el horizonte necesario para refinanciar vencimientos de deuda externa de 2026 en adelante. La tasa de interés de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años oscila en torno al 4,40 % anual, definiendo un piso elevado para países emergentes de las características de la Argentina.
En el plano del comercio y el PIB mundial, no terminan de manifestarse las derivaciones del nivel récord en el que habrán de quedar los aranceles promedio de importación de los Estados Unidos. En el caso de la Argentina se espera un tratamiento relativamente favorable, aunque resta conocer los detalles.
Por otro lado, los últimos datos muestran una mejora sustantiva de los términos de intercambio, derivado de un abaratamiento generalizado del precio internacional de los bienes industriales, que constituyen el grueso de nuestras compras al exterior, frente a precios de productos exportados que se han mantenido en niveles semejantes a los de un año atrás. Este efecto no lineal de la “guerra comercial” también se aprecia por el lado de los flujos de Inversión Extranjera Directa, que han entrado temporalmente en una etapa de “esperar y ver” pero que, cuando empiecen a recuperar dinamismo, seguramente registrarán cambios en los países y regiones destinatarios de esos flujos de capitales.
TENDENCIAS FAVORABLES
- Se espera que la demanda energética en los Estados Unidos, comience a incrementarse a un ritmo superior al 10,0 % anual a partir del boom de la instalación de centros de datos
- Asimismo, cabe esperar que China acelere la sustitución de carbón como su principal fuente energética.
- Esta dinámica se refleja en proyecciones de aumento sostenido de la demanda de los metales clave para la transmisión y el almacenamiento de la energía, caso del cobre y del litio.
- Acentúa también el rasgo diferencial de países que cuenten con posibilidades de insertarse en las cadenas de valor de la energía nuclear, así como los que puedan producir gas abundante.
- En la Argentina la industria todavía no experimentó el efecto multiplicador de Vaca Muerta, que podría ocurrir en forma análoga a lo que sucedió hacia 2010 en los Estados Unidos (cierto que se requiere menor riesgo país). La gama de sectores con potencial es amplia, dentro de la química y la petroquímica, fertilizantes, fibras orgánicas, vidrio, cartón, alcohol, ciertos alimentos, entre otros. El “antes y el después” del boom del shale en los Estados Unidos se expresó en recuperación de empleos en sectores que hasta 2010 se venían achicando.
- Más allá de Vaca Muerta, hay que tener en cuenta las oportunidades que se están abriendo para firmas de Tecnología de la Información que se posicionan en el aprovechamiento de la Inteligencia Artificial como servicio para empresas que busquen mejorar su performance en base al nuevo instrumento.