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Zhou Qunfei, fundadora y CEO de Lens Technology

De campesina huérfana a una de las mujeres más ricas del mundo

Nació en una familia pobre y cercada por la adversidad. Cuidó cerdos y gallinas en su infancia. Se empleó como obrera a los 16. Pero a los 22 se lanzó a emprender. Hoy su empresa, Lens Technology, es líder mundial en pantallas de cristal y su fortuna personal supera los 10.000 millones de dólares.

Zhou Qunfei no creció en Silicon Valley ni heredó una fortuna. Nació en 1970, en una pequeña aldea rural de la provincia de Hunan, en el sur de China. Su historia desafía todos los clichés sobre el ascenso empresarial en la era digital: hija de obreros, criada en la pobreza, huérfana de madre a los cinco años y trabajadora fabril desde los 16. Hoy, Zhou es una de las mujeres self made más ricas del mundo, con una fortuna que ha llegado a superar los USD 10.000 millones. Fundadora y CEO de Lens Technology, su empresa produce las pantallas de cristal que millones de personas tocan cada día en sus teléfonos inteligentes.

ORÍGENES HUMILDES
La infancia de Zhou fue marcada por la precariedad y la adversidad. Su madre murió cuando ella tenía apenas cinco años y su padre, exmilitar, quedó parcialmente ciego y discapacitado tras un accidente laboral. Para sobrevivir, la familia criaba animales en el patio y cultivaba arroz en pequeñas parcelas. Zhou ayudaba desde niña, alimentando cerdos y vendiendo verduras en el mercado local. La educación no era prioridad en su entorno, pero ella se destacaba como estudiante.
Aunque fue la única de sus hermanos en asistir a la escuela secundaria y se mostró prometedora como una estudiante brillante, abandonó la escuela a los 16 años y se mudó con la familia de su tío para convertirse en una obrera migrante en Shenzhen,la zona económica especial de la provincia de Guangdong. ​ Si bien consideró brevemente buscar un trabajo en el gobierno por su estabilidad, descartó la idea, ya que la falta de un diploma dificultaría lograrlo. ​
En Shenzhen, eligió deliberadamente trabajar para empresas cercanas a la Universidad de Shenzhen, para poder tomar cursos a tiempo parcial en la universidad. Estudió muchas materias y aprobó los exámenes para certificarse en contabilidad, operaciones informáticas, procesamiento de
aduanas e incluso obtuvo la licencia para conducir vehículos comerciales. Su mayor pesar es no haber estudiado inglés. ​

IMPULSO EMPRENDEDOR
Aunque soñaba con ser diseñadora de moda, Zhou encontró un trabajo en una pequeña empresa familiar que fabricaba piezas de relojes por alrededor de un dólar por día. El trabajo era repetitivo, pero Zhou observaba cada proceso con obsesiva atención. En su tiempo libre, estudiaba diversas materias. Tenía una libreta donde anotaba ideas y posibles mejoras para la línea de producción.

Desconforme con las condiciones de trabajo, decidió abandonarlo después de tres meses y presentó una carta de renuncia explicando sus razones, pero expresando gratitud por la oportunidad de trabajo. La carta movió al jefe de la fábrica a ofrecerle un ascenso, ya que había advertido la notable capacidad de la joven.​

Cuando la fábrica cerró, estableció su propia empresa en 1993 a los 22 años, con sus ahorros que sumaban unos 3.000 dólares.La empresa comenzó con su hermano, su hermana, sus cónyuges y dos primos, todos trabajando en un apartamento de tres habitaciones. La pyme familiar atrajo a los clientes prometiéndoles lentes de reloj de mayor calidad. Zhang dormía en un rincón y se involucraba en todas las partes de la operación, incluidas las reparaciones y la creación de diseños mejorados de maquinaria de fábrica. Su enfoque obsesivo por la calidad le trajo los primeros contratos con fabricantes de relojes y dispositivos electrónicos.
En 2001, tuvo su gran oportunidad cuando su compañía ganó un contrato para fabricar pantallas de teléfonos móviles para el gigante chino de la electrónica TCL Technology.

En los primeros años, Zhou trabajó en un pequeño departamento, donde funcionaba su taller. Dormía en un rincón y supervisaba e intervenía en todo. Zhou intuyó un cambio fundamental: los fabricantes de teléfonos móviles abandonarían las pantallas plásticas por el cristal reforzado.

INTUYÓ EL CAMBIO
Durante los primeros años, Zhou vivió y trabajó en un pequeño departamento, donde también funcionaba su taller. Dormía en un rincón y supervisaba cada etapa de producción. Su enfoque obsesivo por la calidad le trajo los primeros contratos con fabricantes de relojes y dispositivos
electrónicos.
En 2003, mientras producían esferas de reloj, la compañía de Zhou recibió una solicitud de Motorola para desarrollar pantallas de vidrio para su Razr V3, durante un período en el que la industria de la telefonía móvil estaba pasando de pantallas de plástico a pantallas de vidrio. ​

Ese mismo año, Zhou Qunfei fundó la compañía fabricante de pantallas táctiles Lens Technology, que pronto recibió pedidos de otros fabricantes de teléfonos móviles como HTC, Nokia y Samsung Electronics. El gran punto de inflexión llegó a mediados de la década del 2000, cuando el mercado de los teléfonos móviles comenzaba a explotar. Zhou intuyó un cambio fundamental: los fabricantes abandonarían las pantallas plásticas por el cristal reforzado. Fue una apuesta arriesgada. Modernizó su maquinaria, invirtió en investigación y se posicionó como una de las pocas proveedoras capaces de producir pantallas resistentes, finas y táctiles a gran escala.

En 2007, el lanzamiento del primer iPhone consolidó su visión. Lens Technology se convirtió en una pieza clave de la cadena de suministro de Apple. Luego vendrían contratos con Huawei, LG, Sony y otras gigantes.

UNA LÍDER DISCRETA
Zhou no es una ejecutiva carismática ni mediática. De hecho, rara vez concede entrevistas y mantiene un perfil bajo. Pero en el interior de sus fábricas, es conocida por su exigencia y capacidad de trabajo. Se dice que durante los años de expansión, solía visitar las líneas de producción a altas horas de la noche y examinar personalmente los defectos.
Su estilo de management es intensamente práctico. Aunque ha delegado funciones, con tan sólo 55 años sigue involucrada en decisiones clave de diseño y producción. Fomenta la disciplina y la mejora continua. Sus fábricas –que hoy llegan a 32- son tecnológicamente avanzadas, con alto grado de automatización, pero también demandan largas jornadas a sus empleados. Algunos críticos han señalado condiciones laborales severas, aunque comparadas con otras empresas chinas del sector, Lens mantiene estándares relativamente altos.

EXPANSIÓN GLOBAL
En 2015, Zhou llevó Lens Technology a cotizar en la Bolsa de Shenzhen. En apenas un día, su valor bursátil se disparó un 44%. Zhou se convirtió en la mujer más rica de China y en una de las pocas multimillonarias self-made del mundo.                                                                                  Hoy, Lens tiene más de 60.000 empleados, 32 fábricas y centros de desarrollo en varias provincias chinas. Produce pantallas no solo para teléfonos, sino también para tabletas, notebooks, autos inteligentes y dispositivos de realidad aumentada. Su visión apunta al futuro de la interfaz táctil en
múltiples industrias, desde el consumo hasta la medicina.
En los últimos años, ha apostado por alianzas con firmas emergentes de inteligencia artificial y realidad virtual. En paralelo, la empresa ha invertido en eficiencia energética y reciclado de vidrio, para reducir su huella ambiental.

VIDA PRIVADA HERMÉTICA
Poco se sabe de la vida personal de Zhou Qunfei. Se ha casado dos veces, la segunda con un ejecutivo de su empresa, y tiene una hija. Vive en Changsha, lejos de los centros financieros de Shanghái o Pekín, y evita los focos de la prensa. No conduce autos lujosos ni frecuenta cenas de gala. Se rumorea que mantiene una rutina austera, aunque ha invertido en educación para su hija y
en mejorar las condiciones de vida de sus familiares. También se menciona que ha comprado una mansión en Hong Kong que vale unos 27 millones de dólares.
En algunas entrevistas, ha mencionado que aún sueña con escribir poesía y que, si pudiera retirarse, se dedicaría a leer y criar gallinas.
Zhou Qunfei representa un tipo poco habitual de magnate global: sin MBA, sin padrinos, sin escándalos. Su fortuna es producto de una combinación de trabajo manual, intuición tecnológica, riesgo empresarial y resistencia cultural. Es la historia de una mujer que, contra todos los pronósticos, convirtió los cristales de su taller en una fortuna de miles de millones. Y al hacerlo, dejó su huella –transparente pero indeleble– en cada pantalla del mundo.

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Written by Redacción

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