Si la pandemia sirvió para priorizar la gestión de lo personal, la clave de esta nueva etapa será la revalorización del trabajo como fuente de estabilidad laboral y social. Así lo ven las áreas de gestión humana de las organizaciones de cara al ciclo que comienza. El esfuerzo y el compromiso duradero serán los dos pilares de esta nueva era.
Beatriz Arias, directora de CoEducation Consulting.
Los años electorales representan siempre un desafío para los países, tanto a nivel social y político como económico, además de una recontratación ideológica que requiere de acuerdos para ir madurando. En Argentina, especialmente, la incertidumbre postelectoral genera un panorama complejo para empresas y trabajadores, quienes se ven inmersos en un periodo de ajustes y adaptaciones. Por ende, la necesidad de poner en marcha estrategias que aborden la volatilidad de este periodo se vuelve esencial. En este contexto, emerge como factor crucial la reflexión sobre el valor del trabajo, destacándose como el aspecto más importante a considerar en la construcción de un futuro sólido y resiliente.
Enfrentando esta nueva realidad, surge la imperiosa necesidad de poner el foco en las personas, o sea en el capital humano. Las empresas, conscientes de la importancia de sus colaboradores, se ven compelidas a cuidar y apoyar a sus equipos. El liderazgo debe adaptarse a la coyuntura, reconociendo que la clave del éxito organizacional radica en el bienestar y desarrollo de su capital humano. La gestión efectiva de recursos humanos se erige como un pilar fundamental en la estrategia de las empresas para superar los desafíos presentes.
Hoy vemos como la pérdida de respeto por el trabajo y la desvalorización del mismo se ha vuelto una problemática digna de análisis. Cuando decimos que el tejido social está roto, significa que lo que se rompió es la conciencia del trabajo propio y el valor del mismo. Ahora, más que nunca, se insta a redescubrir el orgullo de pertenecer, retomar la pertenencia a una comunidad social que es el lugar de trabajo de cada uno y entenderlo como un componente crucial para resolver y contener durante las crisis. La construcción de un enfoque renovado en “volver a valorar el trabajo” se convierte en la base para reavivar el valor del esfuerzo y la contribución laboral.
Para atravesar la contingencia, los especialistas proponen cinco puntos estratégicos:
1- Manejo de la incertidumbre con certezas: en momentos de turbulencia, lo que tenemos como seguro son nuestra realidad individual, nuestro tipo de trabajo y las responsabilidades que tenemos en relación a la concreción de objetivos. Hay que ajustar las acciones a esa realidad.
2- Identificación de recursos económicos y humanos: evaluar y reconocer los recursos disponibles.
3- Apoyo en equipos y líderes: buscar respaldo en el entorno laboral y organizacional.
4- Aceptar el error sin castigar: reconocer la posibilidad de decisiones no óptimas como parte del aprendizaje.
5- Aprender y empezar de nuevo: fomentar la adaptabilidad y la capacidad de reiniciar ante desafíos.
En este sentido, también debemos comprender que evitar la rotación laboral o estar preparados para ella es igualmente un componente crucial. En un mundo donde la satisfacción inmediata se busca constantemente, los líderes deben prever y abordar la rotación por insatisfacción. Este desafío, especialmente entre las generaciones acostumbradas a la gratificación rápida, exige estrategias proactivas para retener y motivar a los colaboradores.
Devolver el valor al trabajo no solo beneficia a las empresas, sino también a los trabajadores. Reconociendo el trabajo como un valor fundamental, las empresas pueden construir equipos comprometidos y resilientes. Los colaboradores a su vez, experimentan un sentido renovado de propósito y pertenencia, contribuyendo a un entorno laboral más positivo y productivo. En este proceso de revalorización, se forja una base sólida para la superación de los desafíos presentes y la construcción de un futuro laboral más prometedor.
