INNOVACIÓN SOCIAL – NICOLÁS GARCÍA MAYOR, emprendedor social
No tenía para alquilar y dormía en un hospital abandonado. Ahí le surgió la idea de las viviendas de supervivencia para catástrofes, que le valió fama mundial. Hoy tiene una empresa en Estados Unidos y fundaciones humanitarias en varios países. Dedicó su vida a la innovación social.
A sus 40 años, el bahiense Nicolás García Mayor puede decir que tiene una vida singular, de esas que merecen ser contadas. Muchos recordarán cuando en 2014 trascendió su proyecto de viviendas provisorias para víctimas de catástrofes. Un proyecto que le valió, entre otros honores, hablar en las Naciones Unidas, ser recibido por el Papa, la nominación como Joven Sobresaliente del Mundo o ser entrevistado por Susana Giménez. “El argentino que nos enorgullece”, titulaban notas sobre Nicolás.
Atrás de ese éxito había mucho camino recorrido. Oriundo de Villa Mitre, Bahía Blanca, hijo de un colectivero y una cocinera de comedor comunal, no las pasó del todo bien mientras estudiaba su carrera de diseño industrial. Al punto que en esa época, ante las dificultades económicas, tuvo que vivir en la sala de radiología de un hospital abandonado durante dos años. Pero su temprana vocación por el humanitarismo, lo llevó a armar un comedor para indigentes en su particular domicilio.
El mismo impulso lo guió cuando tuvo que presentar su tesis en la Universidad de La Plata: armando una maqueta con desechos de la basura, ideó un modelo de refugio para casos de emergencia. Se arma en once minutos, tiene unidades sanitarias, kit de supervivencia y capacidad para una decena de víctimas, ya sea de catástrofes naturales o de conflictos bélicos.
Bautizó al proyecto como C-Max, inspirado por el nombre de su hermano menor, Carlos Maximiliano. Recibió un 10 como nota. Hoy C-Max figura en la fachada del edificio que alberga sus oficinas en Washington.
LA GRAN VOCACIÓN
Vivió en Europa y tuvo éxito como diseñador industrial para grandes compañías. Pero finalmente pudo más su gran vocación y dejó todo para dedicarse plenamente a impulsar el proyecto de la solución habitacional de supervivencia, además de otras iniciativas humanitarias.
Para eso se instaló en Washington donde fundó una startup, Cmax System Inc. y creó la fundación Cmax Foundation (www.cmaxfoundation.org). Además actualmente es fundador y presidente de Fundacionar, en Argentina, asimismo ha co fundado otra ONG en Haití “Los niños de la Esperanza”, mientras que en México creó y dirige el LISE, Primer Laboratorio de Innovación Social para la Emergencia. Es consultor de Naciones Unidas y cofundador de ARISE México, alianza del sector privado para sociedades resilientes ante desastres, donde dirige el área de innovación social.
A poco de volver a Buenos Aires, para ser speaker en la conferencia Sustainable Brands (news@sustainablebrandsba.com), Nicolás concedió una entrevista a Prensa Económica:
- ¿De todos tus logros, cuáles son los que más valoras?
- Haber sido designado Embajador de la Paz en la ciudad Beladere, en Haití; haber desarrollado un jardín de infantes en la isla de Lesvos, Grecia; crear un centro para la desnutrición en Guatemala o impulsar un censo de desnutrición infantil en la región, desde Argentina hasta Haití.
- ¿Cómo ves la actualidad de los emprendedores en actividades con impacto social?
- La palabra impacto social se ha puesto de moda y no me gusta. La palabra impacto me suena a choque. Prefiero usar amor al prójimo. Yo lo que hago no lo hago para impactar, lo hago por amor y por agradecimiento a la hermosa posibilidad que tengo de estar vivo respirando. Es mi manera de decirle gracias a la vida.
Hay muchos que también hacen impacto social y me parece fantástico. Solo que creo que esa palabra muchas veces degenera en una metodología de moda para sonar bien socialmente y vender más.
- ¿Cuáles son las perspectivas del emprendedurismo social a futuro?
- Yo considero que en los próximos 50 años no van a existir más empresas que no hagan las cosas realmente para servir al ser humano y acompañar con bienes amigables el desarrollo sustentable de la civilización y el florecimiento de una nueva forma de entender la vida. Estamos lejos de lo que creo deberíamos estar. Pero ya el “cambio climático” y el desenfoque humano está en sus etapas insostenibles. Esto deberá cambiar sí o sí.
PASO A PASO
- ¿Qué avances realizaste en relación al proyecto de viviendas de supervivencia?
- En este proceso hay que pasar miles de certificaciones, romper varias estructuras de muchos años haciendo las cosas de la misma manera, además de barreras políticas. Todo esto es un mundo aparte. Un mundo parecido a la creación de una vacuna, donde lleva según datos oficiales entre 10 y 15 años de investigación, millones de dólares de inversión y procesos de testeos y prototipados muy complejos hasta que la vacuna entra en acción.
Todo este mundo lo vengo construyendo poniendo todos mis esfuerzos económicos, profesionales y humanos para lograr acelerar en cada oportunidad. Pero siempre mi elección es optar por construir las bases paso a paso y evitar dar un salto sin tener una base sólida. Y eso lleva tiempo, te puede llevar toda una vida. Así fue la historia de muchos inventores que durante decenas de años intentaron poner en marcha sus ideas. Desde Edison, Tesla, hasta cualquier contemporáneo.
- ¿Lograste interesar a inversores?
- Llevo casi tres años con la empresa constituida formalmente en la capital de Estados Unidos, a pasos de la casa Blanca, donde tenemos una linda oficina en 2200 Pennsylvania ave. Logré armar toda la parte legal para empezar a obtener inversión y después de eso pude armar un equipo pequeño pero muy comprometido de primeros inversores de capital semilla. Esto nos permitió no sólo desarrollar toda la parte legal, administrativa, financiera, sino aplicar a las patentes, registrar marcas en más de 90 países, etcétera.
LAS PROYECCIONES
- ¿Cuáles son las perspectivas en cuanto al modelo de la empresa y su implantación?
- Justamente, la experiencia nos permitió tener una visión muy clara de qué tipo de empresa se deberá realizar. Según las proyecciones de acá a cuatro años, para cumplir solamente con el 35% de los pedidos que hoy en día tenemos, deberíamos contar con una cantidad de empleados acorde a esa operación y pagar unos 190 millones de dólares solo de sueldos al año. Hasta ahora, en cartas de intención de compra, tenemos unos 3.000 millones de dólares en solicitudes de presupuestos. Pero para llegar a esto de manera real y demostrable lleva años. Mientras nosotros seguimos avanzando con pequeños pasos, vemos que algunos que estaban en este camino están bastante más avanzados y con fondeos de más de 12 millones de dólares en dos años y luego del fondeo quiebran. Este análisis nos permite aprender mucho y seguir avanzando muy despacio pero firme y con los valores morales como estandarte. Esto quiere decir que no tomaremos ningún atajo incorrecto con tal de llegar. Si de eso depende pues estoy decidido a no llegar jamás, pero si estaré muy feliz de haberlo intentando con todas mis posibilidades.