El gobierno, según el economista, subestimó los desequilibrios heredados y además los empeoró. El shock cambiario puso al desnudo esta situación. Ahora se impone cumplir las metas acordadas con el FMI. Broda ve una salida a la recesión en el segundo trimestre de 2019, pero muy gradual. La economía y las perspectivas de reelección.
Desde hace tres décadas, Miguel Angel Broda viene atrapando audiencias con sus análisis enfáticos, sus afirmaciones rotundas, cimentadas en abundantes datos. Prensa Económica lo entrevistó esta vez para conocer sus opiniones y pronósticos en medio de la “tormenta” desatada después de la abrupta corrida contra el peso. Como siempre, Broda respondió con creces a todos los interrogantes planteados.
– Prensa Económica: Usted ha dicho que estábamos peor que hace siete años, ¿por qué?
– Miguel Ángel Broda: Porque en el segundo trimestre de este año, el PBI per capita ha sido entre 6 y 7% menor al PBI per capita del segundo trimestre de 2011. O sea, peor que siete años atrás. Es increíble que no hayamos generado una noción de decir: ¡basta de decadencia!. Siempre predomina la coyuntura, lo inmediato. Yo creo que el próximo presidente debería ser medido en términos de qué programa de estabilidad y crecimiento genera para los próximos veinte años. Pero eso es una utopía.
“Perdimos la chance de salir de la decadencia en este gobierno de Macri. Es la segunda chance que perdemos: la anterior fue en el primer gobierno de Menem”.
– PE: Macri dijo que están gobernando para los próximos veinte años…
– MB: Una de las cosas más voluntaristas de este gobierno fue la idea de que íbamos a crecer al 3,5% durante los próximos veinte años. La realidad ha sido que, probablemente, perdimos la chance de salir de la decadencia en el gobierno de Macri. Es la segunda chance que perdemos: la anterior fue en el primer gobierno de Menem, con Cavallo de ministro. Y ahora en el gobierno de Macri, con Macri de ministro. Las ideas pro mercado del presidente parecía que eran suficientes para sacarnos de la decadencia, pero descuidó la macro y la macro es vengativa. El talón de Aquiles de Macri fue la política macroeconómica.
“El gobierno hizo una apuesta temeraria: que durante los cuatro años de su mandato nos iban a comprar 40.000 millones de dólares de deuda por año, para pagar el déficit”.
UNA APUESTA RIESGOSA
– PE: ¿Cuál ha sido el mayor error macroeconómico?
– MB: Nosotros lo escribimos en diciembre de 2015: Con una política fiscal expansiva financiada con endeudamiento externo y con una política de bajar la inflación con tasas de interés altas, es absolutamente imposible evitar que haya atraso cambiario y déficits en cuentas externas. Cuando el gobierno eligió el mal llamado gradualismo, que en realidad aumento el déficit fiscal en vez de bajarlo, hizo una apuesta temeraria: que durante los cuatro años de su mandato nos iban a comprar 40.000 millones de dólares de deuda por año, cuando estábamos al final de la fiesta financiera mundial. Y los desequilibrios son transitorios, se pueden mantener mientras haya financiamiento.
Pensando en el mediano plazo la probabilidad de default no es cero, es baja. Y nuestro curriculum nos condena.
– PE: ¿Por qué se produce el shock cambiario?
– MB: El déficit fiscal más el déficit de cuenta corriente, antes de abril -cuando todo se dio vuelta-, eran doce puntos del PBI. Es el mayor en los últimos 25 años y el tercero en toda la historia argentina. Nunca tuvimos un desbalance de los llamados déficits gemelos de esta magnitud. Por esa razón tuvimos este shock donde la demanda por activos argentinos se desmoronó. La Bolsa perdió 50% en dólares, todos los bonos perdieron 25% cada uno y los que estaban en activos locales quisieron dolarizar sus portafolios. Uno podría decir, la verdad, hubo un exceso de optimismo y hoy tenemos un exceso de pesimismo.
El déficit fiscal más el déficit de cuenta corriente, antes de abril -cuando todo se dio vuelta-, eran doce puntos del PBI. Es el mayor en los últimos 25 años y el tercero en toda la historia argentina
– PE: ¿Esta situación podría desembocar en un default en algún momento?
– MB: Somos defaulteadores seriales. Fuimos al Fondo por una crisis de liquidez. Y la mayoría de los default son por liquidez; uno puede tener muy poca deuda, pero si no tiene los dólares para pagarla, entra la necesidad de reestructuración. El acuerdo con el Fondo está basado en que Argentina pueda volver a colocar deuda, tanto en el mercado local como en el internacional. Ahora no lo puede hacer. Este año básicamente estamos financiados. Si conseguimos hacer el roll over de las Letes, el año que viene nos faltarían 20.000 millones de dólares que hay que salir a colocar y que entre mercado interno y externo, podrían conseguirse. No es una apuesta segura, pero lo más probable es que evitemos la reestructuración de la deuda. Entre otras cosas porque aún si no conseguimos el financiamiento, tenemos 60.000 millones de dólares de reservas. Pensando en el mediano plazo la probabilidad de default no es cero, es baja. Y nuestro curriculum nos condena. Teníamos una deuda baja con Cristina, porque nadie le prestaba. Pensábamos que era baja, pero con esta devaluación el total ya es 65 puntos del PBI, que para un país con nuestro record es una deuda pública alta.
El acuerdo con el Fondo está basado en que Argentina pueda volver a colocar deuda, tanto en el mercado local como en el internacional. Y ahora no lo puede hacer.
RECESIÓN Y SALIDA
– PE: ¿Cuáles son sus expectativas en cuanto a la evolución de la economía en lo que queda del año y en 2019?
– MB: Creo que este año la economía va a caer más que en las tres recesiones anteriores: la de 2012, 2014 y 2016. No va a ser una recesión tan fuerte como la de 2008, 2009, con la crisis global, pero tampoco va a ser suave. Creo que la tasa de inflación va ir lentamente para abajo. Y si salimos más o menos rápido de la recesión -y no se destruyen las probabilidades de la reelección de Macri- es posible que a principios del año que viene tengamos una baja del riesgo. No es seguro y no hay nada instantáneo. El FMI tiene un escenario que es igual al del Banco Central, o sea que el PBI va a crecer 0,4 o menos y el año que viene 1,5. Pero también tiene un escenario adverso, donde caemos -1,3 este año y no crecemos el año que viene. Nosotros creemos que este año no va a ser positivo como estima el Fondo, entendemos que vamos a caer entre -0,5 y -1%, en promedio del año contra el año anterior. Pero se podría crecer 1 o poco más de 1% el año que viene. Vamos a tener, si Dios nos ayuda con el clima, una cosecha muy buena por las decisiones de siembra que está habiendo, así que en el segundo trimestre del año que viene vamos a estar fuera de la recesión.
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El Banco Central y los bomberos
En opinión de Broda el nuevo equipo del Banco Central está actuando bien. “En la emergencia, no dudó en usar instrumentos rudimentarios, porque cuando los bomberos entran en un incendio y la casa se está quemando, no se fijan si la alfombra es persa o no. Eso es lo que hizo el Banco Central. Ha podido transitoriamente apagar el incendio y esperemos que fije metas de agregados monetarios declinantes, razonables. Mi impresión es que ahora tenemos chance de arrimar el bochín y que la inflación baje, pero va a depender de qué convicción haya en cumplir el programa macro que la intervención del Fondo ha hecho más consistente, muy rígido, muy ambicioso, que tendrá que superar una prueba cuando los conflictos y el griterío social sea muy grande. Pero básicamente es lo que tenemos que hacer, porque si no reganamos confianza no vamos a poder colocar deuda y tenemos que financiar el agujero fiscal y el externo”.
– PE: Con estas perspectivas, ¿cuál sería el saldo de este primer período de Macri?
– MB: En lo económico es una performance bastante mala. El saldo del periodo de Macri quedaría igual al del último periodo de Cristina en términos de PBI, y la inflación será parecida en el acumulado, aunque sin el retraso del tipo de cambio y de las tarifas que hubo en el segundo mandato de Cristina. Sobre el record de tamaño del estado que dejó el 2015, el último año del mandato del kirchnerismo, el gobierno de Macri hasta julio del año pasado estuvo aumentando el déficit en lugar de bajar. Es cierto que la pobreza y la falta de infraestructura presionaban para no bajar el déficit. Pero el riesgo de la apuesta quedó claro: un leve cambio en la situación del mercado financiero internacional actuó como un desempañador de los desbalances que teníamos. Como llegamos tarde a la fiesta de expansión monetaria que hubo en el mundo, solo aprovechamos dos años de ella. Y la verdad, una vez que se pierde la confianza, reganarla cuesta. De todos modos parece un poco exagerado tener el mismo riesgo de Guatemala o de Honduras, pero, nuestro record nos castiga y sobre todo la incertidumbre sobre si el rumbo pro mercado se va a mantener o no, con el próximo presidente.
ECONOMÍA Y ELECCIONES
– PE: ¿Cómo incidirá la crisis económica en las elecciones presidenciales de 2019?
– MB: El presidente a lo máximo que puede aspirar es a que la economía sea neutral, o sea que ya hayan transcurrido uno, dos o tres trimestres del ciclo reactivante. Si las elecciones fueran hoy la economía seria negativa para Macri, pero el equipo económico y el presidente confían en que esta sea una recesión corta y que se pueda ir enderezando el barco y que estemos en el año 19, muy moderadamente en la fase expansiva del ciclo. Lamentablemente me parece que las elecciones la van a decidir factores como si el peronismo se va a presentar dividido o no. Es una reelección que no esta fácil.
– PE: ¿El próximo presidente tendrá margen de maniobra para cambiar la situación?
– MB: Mi impresión es que si hubiera reelección, el presidente va a intentar un programa de estabilización y crecimiento, con un ministro de Economía que pueda tener un equipo sólido y bien sincronizado, pensando en veinte años para adelante, con orden macro y viendo qué cosas podemos desarrollar valorizando nuestras ventajas relativas. Para un país que lleva 70 años en decadencia no es fácil hacer eso. Yo creo que el presidente, intuitivamente percibe lo que hay que hacer, lamentablemente no lo pudo concretar en su primer gobierno, pero tampoco se puede descartar que un candidato de la oposición –que no sea Cristina- tenga la visión estratégica de hacer normal este país anormal.
– PE: Aun cuando fuera Cristina, tampoco tendría muchas posibilidades de hacer populismo…
– MB: La cantidad de macanas que se puede hacer es infinita. Si no fíjese en Maduro, los venezolanos huyendo del país, inflación de un millón por ciento, este año el PBI cae 18% y el Fondo estima que habrá tres años más de violenta caída. Y aún así, “ayudín” mediante, gana las elecciones. Los regímenes autoritarios tienden a preservar el poder a cualquier costo. Nunca hay que minimizar el daño que puede hacer una mala administración.
DON´T WORRY, BE HAPPY
– PE: ¿La gestión de Sturzenegger fue mala?
– MB: El es un muy buen intelectual y el directorio del Banco Central era muy bueno. El primer problema con Federico fue que él fue crucial en convencerlo al entonces candidato a presidente, en el segundo semestre de 2015, que los desequilibrios no eran tan grandes. Y, que no había que dar malas noticias. Y eso era consistente con la postura de la política. Ese paper, “don´t worry, be happy”, que fue discutido en la Fundación Pensar, a mi juicio, es lo que arruinó la administración Macri. Cristina dejó un campo minado, no solo había que explicitarlo, sino que había que tener el coraje de desactivar esas minas. La elección de una política fiscal expansiva y una política monetaria contractiva, con financiamiento en el exterior, lleva a atrasos cambiarios, al déficit fiscal y al déficit en las cuentas externas. No es posible que gastemos 14.000 millones de dólares en turismo, como los argentinos hicimos el año pasado. En mayo más de un millón de argentinos compraron 4.616 millones de dólares, en ese mes la acumulación de activos externos fue mayor que los cobros totales de exportación de todo el país. Frente a eso hay que tener un dólar alto. Apenas subió el dólar, las compras bajaron, porque el dólar está caro. Y si queremos servir la deuda y no tener riesgo de default tenemos que incrementar fuertemente las exportaciones, porque son los únicos dólares permanentes que podemos lograr. Para ambas cosas necesitamos un dólar caro y un peso barato. Esto tiene consecuencias en la distribución del ingreso
Federico Sturzenegger convenció al candidato Macri en 2015 de que los desequilibrios no eran tan graves. El “don´t worry, be happy”, paper discutido en la Fundación Pensar, arruinó la administración Macri.
– PE: ¿El tipo de cambio de hoy es el adecuado para llegar a la estabilidad macro?
– MB: No es fácil de conocer. Argentina exporta hoy 20.000 millones de dólares menos que hace siete años. Mientras el comercio internacional ha venido creciendo el 5 a 6% por año.
EL DÓLAR Y LAS TASAS
– PE: ¿A cuánto debería estar el dólar?
– MB: Depende de qué política fiscal y monetaria se haga. Cuando después del cambio en el Banco Central, el gobierno intentaba que el dólar bajara a 25, era un error. Argentina necesita tener un tipo de cambio real que estimule las exportaciones, desestimule las importaciones y el gasto de turismo en el exterior. Un tipo de cambio alrededor de los 28 pesos en la actualidad, me parece un buen nivel, aunque en el largo plazo tiene que ser más alto.
– PE: ¿La tasas de interés tendrían que bajar rápido?
– MB: El nuevo directorio del Banco Central va a tratar de controlar la cantidad de agregados monetarios, no la tasa de interés. Esa tasa es el resultado de la oferta y demanda de pesos, de dólares y de títulos. Hoy tenemos una tasa de interés al servicio del tipo de cambio. Muy probablemente si apaciguamos el mercado cambiario, la tasa de interés pueda bajar. En el acuerdo con el Fondo, se ve que el FMI quiere una tasa de interés de fin de año entre 35 y 38%, o sea tasas altas. Me parece que la disminución de la tasa tiene que ser muy lenta. La salida de la recesión va a depender de la velocidad a la cual baje la tasa de interés real de Argentina, o la nominal. Mi impresión es que va a ser lenta.
104.000 millones de dólares
“Desde que subió el presidente Macri hasta fin de marzo, Argentina tuvo un influjo de 104.000 millones de dólares –destaca Broda-, de los cuales el 70% fue colocación de deuda del sector público nacional, sector provincial y el resto fue mucho por entrada de capitales de corto plazo o golondrina, que atraídos por la eventual diferencia de la tasa de interés en pesos y la tasa de devalución venían a hacer carry trade. Ese flujo se cortó. Eran 4.000 millones por mes, en los siete meses desde principios de 2016 a marzo de 2018. Esos 4.000 no están más. Eso implica que hay que ajustarse. Probablemente hubiera sido mejor un dólar más alto que 28, pero bueno, con esta tasa de inflación tenemos que hacer algunas concesiones. Ahora hay que esperar que no se mantenga el dólar nominalmente fijo, que en términos reales no caiga su poder de compra”.