La reglamentación de nuevas medidas para canalizar dólares informales, la propuesta de un sistema fiscal simplificado y el avance del proyecto de reforma laboral marcan un momento de rediseño profundo del marco regulatorio argentino. El foco ya no está solo en la estabilización macro, sino en facilitar inversión, empleo y formalización con reglas más claras y
La reglamentación de nuevas medidas para canalizar dólares informales, la propuesta de un sistema fiscal simplificado y el avance del proyecto de reforma laboral marcan un momento de rediseño profundo del marco regulatorio argentino. El foco ya no está solo en la estabilización macro, sino en facilitar inversión, empleo y formalización con reglas más claras y previsibles.
Dos expertos de BDO analizan cómo se están reconfigurando los vínculos entre el Estado, las empresas y el capital, y qué oportunidades se abren para quienes puedan adaptarse al nuevo contrato económico y social.
Señales para reactivar la economía real
«Las nuevas medidas del Ejecutivo apuntan a facilitar el ingreso de dólares al circuito formal, buscando dinamizar la economía sin sumar trabas burocráticas», explica Fernando Garabato, Socio de Deal Advisory. «Más que una estrategia recaudatoria, se trata de inyectar liquidez en el mercado interno mediante una “dolarización endógena” que impulse el consumo y reactive el intercambio de bienes. El contexto muestra una inflación en descenso, una incipiente reaparición del crédito externo, y un Estado que comienza a testear nuevamente su acceso al financiamiento. La clave: eficiencia para competir y flexibilidad para adaptarse a un nuevo ciclo de crecimiento».
Nuevo pacto fiscal: hacia un régimen más simple y basado en la confianza
«El Gobierno avanza con una propuesta ambiciosa de rediseño tributario que busca dejar atrás un sistema percibido como excesivamente controlador y recaudador», opina Alberto Mastandrea, Socio de Impuestos. «El nuevo régimen simplificado del impuesto a las ganancias propone reducir la burocracia, incentivar la formalización e incorporar fondos informales al circuito económico sin exigir blanqueos tradicionales. La clave está en reemplazar la fiscalización permanente por un sistema de confianza acotada: el contribuyente declara, el Estado calcula, y sólo se interviene ante desvíos relevantes. Para sostener este cambio, será necesario alinear el marco legal vigente y resolver contradicciones normativas que aún generan incertidumbre».
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