Hoy en día, los equipos no solo tienen asignado un papel central, sino que además se transforman en algo diferente a lo que conocíamos. Los cambios en marcha y la importancia de la tecnología.
Entre los factores más destacados dentro de los cambios que experimentan las empresas en este momento, no puede dejar de mencionarse el rol de los equipos de trabajo y su nueva conformación, un fenómeno estrechamente vinculado con las posibilidades que ofrece actualmente la tecnología.
Mientras la idea del desarrollo de los empleados como individuos va dando paso a la concepción de los equipos como verdadero motor de las organizaciones, estos a su vez exhiben su propia metamorfosis: de grupos estáticos y dependientes de la cuestión geográfica a un modelo dinámico que no repara en la locación de los integrantes para su integración.
Es común ver cómo, cada vez más, se impone el modelo de organizaciones flexibles, ágiles, que se estructuran en torno a equipos de trabajo temporales y muchas veces globalmente dispersos, en contraposición con los viejos esquemas que hoy ya no son capaces de generar en tiempo y forma las respuestas que necesitan los clientes.
En ese sentido, para obtener y mantener ventajas competitivas, las compañías deben ser capaces de innovar en función de los cambios, y de los desafíos que estos plantean. El propio entorno digital les exige trabajar en forma colaborativa y hacer la transición de sistemas de organización jerárquicos a redes de equipos que puedan adaptarse a condiciones que mutan muy velozmente.
Surgen así los equipos de trabajo en continua movilidad, con personas que cambian de equipo en equipo y que no permanecen en configuraciones fijas. Este proceso es estimulado por diversas razones. Una de ellas es, sin dudas, la creciente presencia de talento millennial, más permeable a estas nuevas reglas.
Pero el mayor facilitador es el avance tecnológico. Sin la fluidez y la comunicación que permiten las herramientas actuales, pensar en un equipo que pueda trabajar de manera remota, sin importar la locación, los horarios o el área de la empresa a la que pertenece cada uno de sus integrantes sería una utopía.
El manejo de equipos en una sintonía totalmente novedosa se convierte de este modo en otra de las razones para completar lo más inmediatamente posible el camino de la transformación digital, imprescindible para viabilizar y gestionar estos procesos de manera eficiente.
Pero no se trata solo de una cuestión de tiempos, sino también de dar en el blanco con la solución adecuada. Una que tenga la flexibilidad necesaria para soportar estas nuevas modalidades de trabajo y que sea capaz de optimizar la interacción entre los distintos miembros de la organización, un aspecto que se torna cada vez más relevante en esta etapa donde los equipos son protagonistas estelares.