Con Macri se normaliza el comercio exterior, una vez terminada la “mano de hierro” kirchnerista. Plan. Sectores afectados y beneficiados.
La política de cerrar fronteras y “vivir con lo nuestro” del kirchnerismo, no sólo redujo la oferta sino que produjo un éxodo de compañías globales y un achicamiento de los planes de inversión. Ahora, hay expectativa por el desembarco de nuevos jugadores.
“Louis Vuitton, está en todos lados. Nosotros tenemos Cardón y Pampero“, anunciaba orgulloso el ex ministro de Turismo, Enrique Meyer, en 2012, cuando la marca abandonó el país.
En 2011, el éxodo ya lo había iniciado la automotriz española Seat, del grupo Volkswagen. Luego, siguieron compañías de indumentaria y accesorios de lujo, como Emporio Armani, Polo Ralph Laurent, Yves Saint Laurent, Escada, Ermenegildo Zegna, Louis Vuitton, Calvin Klein y Carolina Herrera, entre muchas otras.
En el rubro tecnológico, las trabas para hacerse de insumos también obligaron a Dell -en 2014- a frenar un ambicioso plan de inversiones en Tierra del Fuego, mostrando cómo el “cerrojo” afectó también a la producción nacional.
En el sector tecnológico, el hardware que equipaba a las portátiles pasó a estar dos años atrasado respecto a la oferta que se puede encontrar en plazas menos reguladas, como las de Chile o Estados Unidos, según el consultor Enrique Carrier.
Y estas limitaciones también tuvieron su impacto en los precios:
En los últimos años, Argentina pasó a liderar los rankings como el mercado más caro, en términos de dólar, para adquirir dispositivos electrónicos, ropa o un vehículo.
Importadores: de “enemigos” del modelo a “aliados”
Uno de los símbolos más representativos del “vivir con lo nuestro” fueron las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), un régimen ideado por el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, allá por 2012 y que fuera utilizado por el gobierno kirchnerista como una “tranquera” a gran escala para frenar y administrar -en función de la caja de dólares-, la totalidad de las compras al mundo.
La efectividad para castigar al sector importador alcanzó tal nivel, que países de la Unión Europea, así como Estados Unidos y Japón elevaron una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra la Argentina por prácticas desleales.
El Estado perdió ese juicio y fue obligado a desmantelar ese sistema antes del 1° de enero de 2016.
Con la llegada del macrismo al poder, una de las primeras señales de cambio fue, justamente, la de intentar volver a darle previsibilidad al comercio exterior y a la economía en general, para captar más inversiones y generar divisas.
El desarme del cepo, la posibilidad de poder a girar dólares, la creación de una agencia nacional para captar fondos y la eliminación de todo vestigio de la gestión K en el control de importaciones fueron los primeros pasos en esa dirección.
Y, en esa avanzada, el fin de las DJAI se convirtió en un símbolo inequívoco del cambio de gestión.
El secretario de Comercio, Miguel Braun, señaló que “las DJAI representaban una barrera arbitraria y poco transparente al comercio internacional. Lejos de resguardar al empleo argentino, contribuyeron al estancamiento de la inversión y del comercio que sufrimos en los últimos cuatro años”.
En tanto, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, afirmó que “las DJAI eran el cepo al empleo y la inversión”.
Frente a ello, el macrismo presentó un nuevo esquema para gestionar el control de las compras al mundo, llamado Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) que, según el funcionario, será mucho más previsible y ayudará a “reactivar a la industria y al comercio”.
¿Vuelven las marcas?
La captación de nuevas inversiones se ha convertido en una de los temas prioritarios en la agenda internacional de Macri.
El hecho de que esté recibiendo un Banco Central vaciado de reservas, el saber que no contará con un precio de la soja en niveles récord y que padecerá un comercio exterior menos dinámico, está alentando al nuevo equipo económico a salir rápidamente en busca de dólares frescos.
Frente a este cuadro, el Gobierno creó la Agencia de Promoción de Inversiones, dentro del ámbito del Ministerio de Producción, que estará a cargo de Marcelo Elizondo.
Cabe destacar que desde agosto de 2010, la Argentina no cuenta con una oficina de estas características, luego de que Cristina Kirchner decidiera disolver la unidad que era comandada por la economista Beatriz Nofal.
Uno de los objetivos de la flamante Agencia será captar nuevos proyectos productivos y, además, favorecer la radicación de marcas en el país.
En este contexto, el cambio de expectativas -de la mano del desarme del cepo, un tipo de cambio más atractivo y la posibilidad de girar divisas– juega un rol fundamental en la llegada de nuevas compañías y, también, para la expansión de aquellas firmas que ya están instaladas en el mercado interno.
Entre los sectores que se presentan más dinámicos figuran:
• Indumentaria
En esta nueva etapa, uno de los focos está puesto en el regreso de capitales estadounidenses, especialmente en el rubro textil e indumentaria. De hecho, el embajador norteamericano en el país, Noha Mamet, aseguró que en el corto plazo “habrá empresas de EE.UU. reinvirtiendo en la Argentina”. En ese sentido, trascendió que más de 40 marcas del exterior están estudiando desembarcar en el país.
Una de las primeras sería Forever 21, una reconocida cadena estadounidense que ya está en tratativas con IRSA para instalarse en el Alto Palermo.
De acuerdo con un estudio de Colliers International –consultora especializada en el mercado inmobiliario– otras de las interesadas en invertir o regresar al mercado local son H&M, TopShop, Gap, Burberry, Dolce & Gabbana, Gucci, Ralph Lauren, Carolina Herrera y Escada.
• Tecnología
En el plano tecnológico, las mayores novedades vendrán por el lado de Apple.
“Somos muy optimistas. Tenemos la certeza de que vamos a reponer stocks y que podremos incrementar la oferta de productos en el mercado interno”, afirmó el director comercial de uno de los mayores licenciatarios en la Argentina de la marca fundada por Steve Jobs.
“En estos años hicimos magia para poder trabajar. Cambiar un producto en garantía pudo llevar hasta seis meses, fue una pesadilla. Ahora estamos confiados. De hecho, estamos evaluando la posibilidad de traer, por primera vez, la línea iPhone”, agregó.
El smartphone de la marca de la manzana se convirtió en un símbolo de la pelea entre el kirchnerismo y las multinacionales.
La raíz del problema data de 2010, cuando el Gobierno lanzó el régimen de industrialización de Tierra del Fuego. La idea de la administración K era que todos los dispositivos se produjeran en el sur del país.
Sin embargo, Apple desestimó la posibilidad de tener artículos con el sello nacional y, a partir de allí, las cosas se pusieron difíciles para la marca.
De hecho, desde 2011 a esta parte se importaron por los canales oficiales apenas 6.500 iPhone, para un mercado de celulares que en cuatro años movió 50 millones de equipos.
• Autos
En el caso del mercado automotriz, las expectativas mejoraron tras la liberación del cepo y ahora las fichas están puestas en los recientes cambios en el impuestazo, que habían provocado el derrumbe del negocio de los 0Km de alta gama.
Desde Abeceb, Gonzalo Dalmasso afirmó que “se abren muy buenas oportunidades para las compañías del segmento premium”.
“El año próximo marcará una recuperación importante para las unidades de lujo, con un alza promedio que podría ser muy superior al 40%. Incluso, dependiendo de cómo se instrumente la medida y con qué rapidez se normalice la oferta, algunas marcas podrán lograr subas del 100%”, agregó.
La normalización del mercado también impulsará la llegada de novedades en el segmento generalista. El director general del Grupo PSA, Luis Basavilbaso, adelantó que “lo que se verá en el 2016 es la reaparición o el relanzamiento de modelos que tuvimos que dejar de importar en los últimos años por las restricciones”.
“En la medida que el mercado se normalice, volveremos a componer la oferta de la misma manera que antes. Es decir, tendremos una gama de lanzamientos mucho más amplia”, afirmó.
• Juguetes
En lo que respecta al negocio del juguete, los importadores no sólo confían en una facilitación en la llegada de productos del exterior.
También, en que los grandes jugadores que dejaron el país en los últimos años vuelvan a poner un pie para comercializar y hasta producir en la Argentina, de la mano de un negocio que mueve cerca de u$s400 millones anuales.
“El panorama mejoró bastante. Durante el último Gobierno, las empresas se habían acostumbrado a no tener stock ni variedad. Ahora, esperamos un cambio y que las firmas que fueron abandonando el país, regresen y avancen con inversiones”, confirmó un directivo de la asociación que nuclea a empresas jugueteras.
• Franquicias
En diálogo con este medio, Carlos Canudas, presidente de la Comisión de consultores de la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AAMF), anticipó que “hay muchas expectativas por parte de marcas internacionales, sobre todo estadounidenses y españolas, que están comenzando a evaluar seriamente el desembarco en el país, por el cambio de Gobierno y por el perfil histórico del consumidor”.
Según contó el directivo, “en menos de diez días recibimos contactos de inversores locales o regionales que están interesados en traer franquicias, como ya ocurrió con Starbucks o Burguer King en su momento”.
De acuerdo con Canudas, entre las primeras que seguramente harán su desembarco bajo este esquema de negocios, figuran Sampaka, una cadena de tiendas de chocolates de origen español, y la reconocida red de cafeterías Juan Valdez, proveniente de Colombia.
“Las posibilidades que se abren para las franquicias son grandes. Hay negociaciones con varias cadenas de fast food para que se instalen en la Argentina tras haber puesto un pie en países limítrofes como Chile o Paraguay”, acotó el experto.
Otros guiños al sector empresario
Haberle puesto fin al polémico esquema de control ideado por Moreno no fue el único guiño hacia los empresarios del sector importador que, durante buena parte de la era K, habían sido señalados como “enemigos del modelo”.
El propio presidente Macri ahora hace referencia a este sector como un aliado importante a la hora de hacer frente a un posible desbande de precios.
En plena negociación con sectores productivos y cadenas para contener el índice inflacionario, el jefe de Estado advirtió que “en la medida en que no veamos un acompañamiento, recurriremos a abrir la importación para traer una oferta adicional que corrija el problema de los precios”.
Así, la actividad pasó de amenazar la “mesa de los argentinos” a convertirse en aliada en la lucha antiinflacionaria.
El otro gesto de conciliación con estos empresarios se cristalizó con la solución parcial frente a la enorme deuda que mantienen con casas matrices y proveedores del exterior, en concepto de compras al mundo realizadas desde comienzos de 2014 pero para las cuales el BCRA -entonces bajo el control de Alejandro Vanoli- nunca les habilitó los dólares necesarios.
Ese pasivo, según confirmó Diego Pérez Santisteban, justo antes de dejar la presidencia de la Cámara de Importadores para pasar a las filas del Gobierno, alcanzaba los u$s 9.500 millones.
Para hacer frente a esa deuda, el ministro Alfonso Prat Gay avanzó con la emisión de un bono por u$s 5.000 millones, que tendrá una amortización a un año y pagará una tasa del 6% anual.
“De todas las soluciones que se pusieron sobre la mesa, el Bonad 2016 para importadores fue la más razonable”, afirmó un asesor del macrismo.
Intentando despegarse de los controvertidos años´90, en el Gobierno se cuidan en afirmar que, si bien habrá previsibilidad y facilitación del comercio, en línea con lo dispuesto por la OMC, no habrá una apertura indiscriminada.
“El Presidente dejó en claro que se va a resguardar a los sectores que están produciendo y generando empleo. Pero esto tampoco significa que se les dará un cheque en blanco. Se avanzará con una administración del comercio que va a priorizar a la industria y al agregado de valor en el país, pero también protegiendo a los consumidores”, afirmó un experto que asesora al Ejecutivo en temas comerciales y que pidió estricto off the record.
Prueba de esta estrategia más equilibrada es que, tras suprimir las DJAI, el Gobierno igualmente optó por buscar un “dique de contención” que esté avalado por la OMC, como son las licencias no automáticas, un sistema que había estado vigente en la Argentina hasta 2012.
El mismo otorga unos 60 días de plazo para autorizar una importación y ya cuenta con unos 1.400 productos monitoreados, entre los que figuran autopartes, neumáticos, maquinarias de uso general, textiles, calzado, equipos eléctricos, maquinaria agrícola, electrónicos, juguetes, papel, plásticos, siderurgia y muebles, entre otros.
“La idea es dar previsibilidad para producir y también para comercializar”, afirmó la fuente consultada.
“Las señales contundentes que hemos dado con las importaciones y con el desarme del cepo ayudarán a que las marcas vuelvan a confiar en la Argentina”, concluyó.