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¿Qué futuro tiene el negocio de la Soja?

Durante el Simposio “Mercosur y China más Países Árabes en 2030”, especialistas del mundo de la Agroindustria de Soja, analizaron su potencial y desafíos del sector con visión a futuro.

El encuentro que se denominó “Simposio Mercosur y China más Países Árabes en 2030, Estrategias en los Negocios para un Mundo en Desarrollo”, el pasado lunes 13 y martes 14 en la Ciudad de Buenos Aires, tuvo como eje de discusión la situación de la producción de soja, su influencia en la economía mundial y los desafíos que vienen para el sector.

Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA); Alberto Rodríguez, titular de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC); Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) y Mariano Turzi, de la Universidad Torcuato Di Tella, dieron sus visiones sobre el complejo agroindustrial oleaginoso, durante el evento organizado por el Departamento de Bioeconomía, Políticas Públicas y Prospectiva del Programa de Agronegocios y Alimentos (PAA) de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA).

Rossi, fue el primero en intervenir y lo hizo afirmando que la soja es el cultivo que más ingreso de divisas le produce al país, aunque al mismo tiempo admitió que “ocupa un área muy grande y en parte no es demasiado sustentable, seguir con esta proporción de cultivos”, sin dejar de destacar que “son espectaculares todos los progresos que este cultivo ha producido fundamentalmente en el interior del país”. La gran diferencia de la soja con el resto de los cultivos es que tiene 40% de proteína y 20% de aceite. Es protagonista de un gran cambio en la producción y consumo a nivel mundial.

Es el mejor ejemplo de globalización: un mundo que demanda y depende de la soja y otro que responde, satisfaciendo esa demanda”, destacó Rossi y agregó que “el flujo del comercio de soja en el mundo es muy directo. La producción de América Latina y Estados Unidos es traccionada por la demanda del Sudeste Asiático y Europa, demanda que cada vez más se abre a países de distintos continentes”.

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Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA)

Por su parte, Rodríguez habló sobre el complejo oleaginoso subrayando que se “invirtió 700 millones de dólares en fábricas y puertos, entre 1994 y 1998; otros 770 millones, entre 2003 y 2006; otros 1230, entre 2007-2012; el total acumulado es de 2700 m dólares”. Y agregó que “es uno de los sectores que más ha invertido en nuestro país. Así el sector cuenta con una capacidad de molienda de 64 M ton/año, que actualmente tiene una importante capacidad ociosa. El polo exportador del Gran Rosario, abarca en un radio de 300 km a la redonda, el 50% de la producción, el 80% de la capacidad de molienda y el 90% de los puertos”.

Pero además, se tomó el tiempo para señalar los puntos críticos que aquejan al sector: “la capacidad ociosa que aumenta persistentemente -de 44 días en 2000, pasó a 94 en 2013-, el estancamiento de la producción, la exportación de granos sin elaborar, la imposibilidad de procesar granos de otros orígenes y la demora de más de 6 meses en la devolución del IVA, lo que genera un crédito fiscal de unos 1.000 millones de pesos para el sector. También, la demora en la habilitación de puertos e inversiones en forma discrecional, el crónico déficit de infraestructura vial y ferroviaria para acceder con la mercadería a los puertos y fábricas y el proteccionismo de los mercados internacionales”.

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Alberto Rodríguez, titular de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC)

En la misma línea, Zubizarreta explicó que “al mundo le sobra aceite. En 2010, China, principal cliente argentino por muchos años dejó de comprarnos aceite y afortunadamente apareció la India, a la cual tuvo que vendérsele aceite de soja a menor precio, para competir con el aceite de palma. Y con lo que sobró se transformó en biodiesel, accediendo al mercado de la energía. Actualmente Argentina tiene capacidad para producir 4 millones de toneladas de biodiesel, que es casi la mitad de la producción de aceite se exporta. Esto implicó inversiones por unos 1.500 millones de dólares y mano de obra directa e indirecta para unos 6.000 empleados”.

El especialista realizó un recorrido sobre la historia del sector y como fue evolucionando y mutando el negocio. Entre otras cosas explicó que “el primer objetivo de la industria fue la fabricación y exportación de biodiesel a Europa, por tener corte obligatorio. Desde 2011, la industria europea se sintió afectada y comenzó un proceso de restricción que culminó en 2012 con al imposición de aranceles por un presunto dumping que no existe. La salida al problema fue ingresar en el mercado tradicional frente al gasoil. El impacto del arancel europeo significó exportaciones estancadas y que en 2014 la capacidad ociosa fuera del 42% y una pérdida de exportaciones por 2.500 millones de dólares”. Y agregó: “Actualmente, con la baja del petróleo y el gasoil es muy difícil competir con esos precios, tanto en el mercado interno como en la exportación, con lo cual el sector está nuevamente en crisis y con una perspectiva no muy alentadora”.

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Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO)

Por último, Turzi citó al Director del Simposio, Fernando Vilella, quien alguna vez dijo que “quien domine el flujo de la soja va a dominar la alimentación global”, y señaló: “Actualmente, en el Siglo XXI, con un mundo centrado en China o Asia emergente, y con un recurso como la soja y sus derivados, habría que preguntarse qué relevancia geopolítica cobrarán los países sojeros. El control de un recurso agroenergético como la soja es clave para la relevancia geopolítica internacional. Hay que traducir importancia económica en influencia política, en poder efectivo real”, dijo.

Para el especialista hay que conjugar el escenario internacional con el doméstico. La oportunidad internacional se articula fuertemente con el modelo de desarrollo interno. Este modelo afecta lo económico, lo cualitativo y la política en cuanto al control del recurso que tendrá un impacto importante sobre el tipo de régimen que tenemos. En el siglo 20, la relevancia geopolítica del recurso sobre los países petroleros actuó como un freno a la democratización de esas naciones.

Luis Pozzi
Mariano Turzi, de la Unviersidad Torcuato Di Tella.

En Argentina mucho dependerá de cómo se maneje desde el espacio de la política y el Estado, de cómo llegue o no a la sociedad. “Aquí la sociedad, a través del proyecto político que gobierne le dará al Estado y la actividad privada un lugar determinado a esos recursos. Esto es importante para calcular rentabilidad, costos y diferentes opciones para el sector. Es un proceso socialmente construido y políticamente definido. Como ejemplo podría decirse que se puede tener petróleo y ser Nigeria o Noruega”, aseguró Turzi quien concluyó diciendo que “el poder no es solo la capacidad de imponer sino de reconocer las ventajas estratégicas, quienes son socios y hasta qué punto. Se requiere una sintonía muy fina, con análisis prospectivo del escenario internacional, pero también flexibles incluyendo eventos de alto impacto y baja probabilidad que podrían revertir las tendencias”.